Quiero compartir esta reflexión porque he notado que muchos pacientes acuden a consulta tras ser diagnosticados con una hernia discal, pero sorprendentemente, se sienten bastante bien. Sin embargo, debido al hallazgo de la hernia discal en la resonancia, se les ha recomendado vigilarla y comenzar de inmediato la fisioterapia para tratarla. ¡Sin embargo, el paciente se siente perfectamente bien!
Con esta anécdota sobre la mesa, me gustaría analizar esta situación y ponerla en contexto.
Las técnicas de imagen médica, como radiografías, tomografías computarizadas (TAC), resonancias magnéticas y ecografías, han avanzado significativamente en el diagnóstico al proporcionar información detallada sobre los tejidos y estructuras de nuestro cuerpo. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que los hallazgos en estas imágenes no siempre están relacionados directamente con la clínica del paciente.
Por lo tanto, centrarse únicamente en pruebas de imagen, puede llevarnos a realizar diagnósticos que no tienen relación con los síntomas del paciente y, en consecuencia, un mal enfoque del tratamiento.
Dolor lumbar y resonancias magnéticas
En el caso del dolor lumbar, no siempre hay una correlación entre los mecanismos del dolor y el estado del tejido observado en una resonancia.
Una prueba de imagen, como una resonancia magnética, puede empeorar el pronóstico de dolor lumbar.
En estas pruebas de imagen, se utilizan nomenclaturas como por ejemplo: artrosis, artritis, degeneración, protrusión y muchas mas… Se ha visto que todos estos términos, utilizados en informes de resonancias magnéticas, pueden influir en la sintomatología del paciente y, por lo tanto, mas probabilidad de presencia de dolor en la zona lumbar.
La degeneración discal tiene que doler?
Es esencial reconocer que muchos individuos, incluso aquellos sin síntomas evidentes, pueden mostrar signos de degeneración discal en las pruebas de imagen, especialmente a medida que envejecen. Por lo tanto, no se debe asumir automáticamente que el dolor lumbar está asociado con estos hallazgos, ya que son comunes en personas asintomáticas.
Además, es importante abordar con cautela la terminología utilizada en los informes radiológicos, como «protuberancia discal», ya que no siempre indica una condición patológica. Se necesita considerar el contexto clínico completo para una interpretación precisa de los resultados de las pruebas de imagen y, así, garantizar un tratamiento adecuado.
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