¿Qué es una hernia discal?

En algún momento de la vida, entre el 60% y el 90% de las personas experimentarán un episodio de dolor lumbar, pero solo alrededor del 5% al 40% de estos dolores se sentirán en una pierna.

¿Por qué ocurre esta irradiación?

Estos síntomas pueden tener diferentes causas, y la hernia del disco intervertebral o problemas relacionados con el disco representan más del 85% de los casos. Este problema es más común en personas de 30 a 50 años y afecta más a hombres que a mujeres.

Fisiopatología:

La estructura del disco intervertebral se compone de un anillo fibroso formado por fibras de colágeno tipo I. Dentro de este anillo, está el núcleo pulposo, compuesto por agua, fibras de colágeno tipo II, proteoglicanos y moléculas hidrofílicas, que mantienen el núcleo pulposo hidratado. Cuando hay compresión, el núcleo pulposo dispersa la fuerza hacia el anillo fibroso para reducir la compresión.

El envejecimiento, la degeneración del disco y la carga repetitiva en la columna generan un deterioro gradual. Con el tiempo, el disco pierde su capacidad para retener agua, volviéndose más propenso al desplazamiento. Esto puede provocar fisuras en el anillo fibroso y, finalmente, la extrusión del núcleo pulposo.

Cuando se habla de hernia discal o problemas relacionados con el disco, es importante distinguir entre:

– Hernia Discal Protruida: El núcleo pulposo se desplaza hacia afuera sin romper la capa externa del disco. Generalmente, no causa problemas neurológicos graves.

– Hernia Discal Extruida: El núcleo pulposo rompe la capa externa del anillo fibroso pero aún mantiene cierta conexión. Puede presionar las raíces nerviosas y causar síntomas neurológicos.

– Hernia Discal Secuestrada: El fragmento herniado se separa completamente del disco intervertebral. Puede generar compresión nerviosa, pero tiene un buen pronóstico de reabsorción.

Entonces, la hernia se refiere al desplazamiento del material discal más allá del espacio intervertebral.

Este desplazamiento puede o no comprimir la raíz nerviosa y causar un dolor intenso. Aunque la inflamación sería necesaria para el dolor, muchas personas con hernia discal no tienen síntomas. Por eso, es esencial correlacionar los síntomas del paciente con las imágenes de diagnóstico (resonancia magnética) para un diagnóstico preciso, ya que a menudo el paciente puede atribuir síntomas a hallazgos radiológicos sin síntomas.

La evolución natural de una hernia es benigna y tiene un buen pronóstico. Entre el 35% y el 97% de los pacientes mejoran con un tratamiento conservador, evitando en muchos casos la necesidad de cirugía.

Bibliografía

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